Cada vez son más los adultos de avanzada edad que continúan conduciendo, por la mayor longevidad que alcanza la población en general. Esta situación genera un debate entre los que defienden el derecho de los mayores a continuar disfrutando de la autonomía que les proporciona moverse en su propio vehículo, y los que piensan que no debería permitírseles conducir a los mayores de cierta edad.
Qué dicen las estadísticas de los conductores mayores
Por un lado, los conductores de edad avanzada sufren menos siniestros de tránsito por año que los de edad media. Sin embargo, conducen menos kilómetros, por lo que resulta que sufren más siniestros por kilómetro recorrido que los más jóvenes. Esta tasa de siniestralidad comienza a aumentar después de los 70 años, y se incrementa más rápidamente después de los 80 años.
Muchos conductores saludables y conscientes de sus límites, después de los 70, comienzan a restringir su conducción nocturna, durante las horas pico, o con mal tiempo. Pero hay otros que padecen afecciones médicas (por ejemplo, deterioros cognitivos graves, trastornos cerebro-vasculares, degeneración macular y otros trastornos oculares, etc), que no registran sus limitaciones, y se niegan a dejar de conducir.
Además, todos los conductores de edad avanzada, resultan más vulnerables en caso de resultar heridos en un siniestro y tienen mayor porcentaje de mortalidad que los más jóvenes, debido a la fragilidad física y a la presencia de uno o más problemas de salud.
Muchas veces los conductores, conscientes de sus limitaciones físicas, reducen o deciden dejar la conducción a determinada edad, pero en los casos de aquellos conductores que están visiblemente disminuidos en sus capacidades mentales y físicas, resulta importante que su entorno más cercano lo ayude a tomar la decisión para la protección de ellos mismos y de los demás.
Signos de alarma ante una conducción insegura
- Con frecuencia se ve involucrado en incidentes de tránsito.
- Se pierde o se olvida cuál es su destino.
- Tiene dificultades para leer y reaccionar ante las señales de tránsito.
- Conduce demasiado despacio, o demasiado rápido.
- Le molesta el resplandor de las luces o de los faros.
- Tiene problemas para girar el volante, para ir marcha atrás, mantenerse en su carril, o estacionar.
- Se olvida de usar los espejos, o comprobar el tránsito que viene en sentido contrario.
- Se ha caído más de una vez en los últimos 2 años.
FUENTE: www.luchemos.org.ar